En el Club Atlético Chacarita Juniors Colombia creemos firmemente que el fútbol formativo debe ser un espacio para crecer, aprender y disfrutar, no una fuente de presión o frustración.
Cada niño que inicia este camino lo hace movido por una ilusión, por un sueño que empieza muchas veces en casa, donde el amor por el juego se transmite de padres a hijos. Sin embargo, ese mismo entorno puede transformarse, sin intención, en el primer gran obstáculo del proceso.
Irónicamente, muchos niños inician en el fútbol por sugerencia o deseo de su padre. Ese impulso, lleno de esperanza, puede volverse una carga cuando el padre empieza a exigir resultados inmediatos, queriendo ver en su hijo a la futura estrella que brille sin haber completado su proceso de formación.
El niño, en lugar de disfrutar, empieza a sentir que juega para no decepcionar, que debe rendir para ser aceptado. Y cuando no logra cumplir con esas expectativas, llega la frustración, la ansiedad y la idea equivocada de que “no sirve” para el fútbol.
Pero la verdad es otra: el talento no florece sin tiempo, sin guía y sin proceso.
Los niños deben jugar para sus padres, no por sus padres; hacerlo por amor al juego, por diversión, por aprendizaje. No para complacer ni para cargar con sueños ajenos.
Otro obstáculo aparece en las escuelas o clubes donde entrenan. Muchos profesores olvidan que son formadores, no técnicos profesionales. Enseñar a un niño a jugar fútbol no es dirigir un equipo de alto rendimiento. El formador construye, enseña paso a paso, educa en valores y acompaña el desarrollo del futbolista y de la persona.
El técnico, en cambio, trabaja con jugadores formados, busca resultados, títulos, estrategias. Pero cuando se confunden los roles y se exige perfección a un niño en proceso, se destruye la motivación y se pierde lo más importante: el disfrute del aprendizaje.
También están los compañeros y el entorno. Las comparaciones, las burlas o el bullying pueden afectar profundamente la confianza de un niño. Y más adelante, llegan las distracciones naturales de la adolescencia: las fiestas, las amistades, las relaciones, los cambios emocionales. Todo esto puede desviar su camino si no cuenta con una guía afectiva y deportiva sólida.
Por eso, es fundamental enseñar el verdadero valor del mérito.
Cada avance debe ser fruto del esfuerzo, la disciplina y la autosuperación. El mérito no se impone ni se hereda, se conquista paso a paso.
El proceso formativo más bello es aquel donde el jugador aprende a competir consigo mismo, a mirar quién está delante solo para motivarse a superarse. Esa es la esencia del deporte: crecer, aprender, avanzar con humildad.
Cuando se forma en torno al mérito, nacen líderes con mente grande y corazón fuerte.
Y para lograrlo, los padres son pieza clave: deben ser motivadores, no jueces.
Un niño necesita guía, no presión; necesita confianza, no crítica.
Porque cuando un niño siente que sus mayores lo acompañan y creen en él, nada puede detener su crecimiento, ni dentro ni fuera de la cancha.
Mensaje del Club Atlético Chacarita Juniors Colombia
Como institución formadora, reafirmamos nuestro compromiso con una formación basada en los valores, la paciencia, el acompañamiento y el mérito.
En Chacarita Juniors Colombia trabajamos para que cada niño viva el fútbol como un camino de vida, no solo como una competencia.
Porque nuestro mayor objetivo no es crear estrellas pasajeras, sino formar seres humanos sólidos, felices y con mentalidad de líderes.
Desde la primera semilla, hasta la universidad del fútbol.
Club Atlético Chacarita Juniors Colombia