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Entrevista a Jorge Román, ayudante de nuestro equipo regional


P: Hola Jorge, ¿cómo llevas el confinamiento?

R: Con ganas de ir volviendo a la normalidad como todo el mundo, pero entre las obligaciones y las alternativas de ocio que nos hemos ido buscando, se va pasando un poco mejor este mal trago.

P: ¿En qué clubes has estado?

R: Estuve doce años en el Alcaraván (los once primeros jugando en todas las categorías y el último entrenando al cadete).

Luego estuve cuatro temporadas algo alejado del fútbol, en algunas de las cuales eché una mano como delegado en el Guanarteme cuando hacía falta.

Y ya en 2013 llegué al CD Lomo Blanco.

P: ¿Cuál era tu posición en tu etapa como jugador?

R: Mis tres primeros años jugué de delantero centro. Se veía que aquello no era lo mío, así que en alevín de segundo año me retrasaron a la posición de lateral derecho, y ahí jugué hasta que colgué las botas.

P: ¿Por qué viniste al Lomo Blanco?

R: Después de cuatro años, me entró el “mono”. Paquito y Elvis Caballero, amigos míos y de la familia, iban a entrenar esa temporada al Benjamín A y me comentaron que tanto uno como otro iban a tener que fallar a entrenamientos y partidos, por lo que una ayuda extra les iba a venir bien. Así que así fue como llegué a este club. Estuve dos años en la base con ellos, hasta que se creó el equipo regional y, tras convencer a mi padre (Paco) para que volviera a entrenar, pasé a echarle una mano allí.

P: ¿Cuál es tu mejor recuerdo en este club?

R: En estos siete años hay muchos buenos recuerdos, pero voy a destacar tres:

El primero, fue el último día de mi primera temporada en el club. Los niños del Benjamín A se enfrentaban al Huracán y, si ganaban, obtendrían un premio a la gran temporada que habían hecho (ascenso a Preferente). Pues justo ese día me pusieron un examen y me tuve que perder el partido. Cuando salí del examen, tenía un vídeo de Elvis en WhatsApp: era todo el equipo en el vestuario recitando al mismo tiempo una frase que decía "Hola, Jorge. Lo hemos intentado, pero no ha podido ser. Gracias por habernos dedicado tu tiempo...", para, de repente, ponerse todos a saltar y cantar por sorpresa “¡A Preferente!”. Es de las cosas más emotivas que me han pasado en este deporte.

El segundo es haber podido compartir banquillo, durante una temporada y media, con la persona que más admiro: mi padre. Además, fue en el arranque del equipo regional tras dieciocho temporadas de ausencia, y se logró el ascenso a Primera en el primer intento, así que ni en mis sueños habría podido salir mejor la experiencia.

El tercero y último, el partido de esa misma temporada contra el Montaña Alta. Íbamos perdiendo 1-3 faltando diez minutos, y acabamos ganando 4-3. Ese orgullo, esa fe y esa voluntad para no bajar los brazos no los tiene cualquier equipo, y, a lo largo de estas temporadas, nos han dado muchos puntos que por momentos llegaron a parecer imposibles. Aquella fue la primera remontada épica, luego llegaron muchas otras. La última, la de este año en La Atalaya.

P: ¿Cuál es tu labor en el club?

R: Ha cambiado con los años. Como dije antes, empecé echando una mano en la base y luego pasé al regional desde que Pedro Placeres sacó adelante el proyecto. Un año y medio después, me tuve que marchar a trabajar a Mauritania, pero no dejé nunca de llevar la cuenta de Facebook del equipo.

Esta temporada me puse el objetivo de dar un salto cualitativo en las redes sociales, y creo que se ha cumplido: creación de la cuenta de Twitter, presentación de todos los jugadores, incorporación de contenidos del regional a las cuentas generales del club en redes, en coordinación con Álvaro Saavedra, jugador del equipo juvenil, etcétera.

Grabamos casi todos nuestros partidos, de modo que sirviesen para corregir errores, para guardarlos de recuerdo y, en un caso puntual, para evitar una injusta sanción a un jugador.

Grabé otros quince partidos de nuestra liga, con la idea de que nuestros entrenadores y jugadores conocieran de antemano un poco las fortalezas y debilidades de nuestros rivales. Es imposible conocer cuánto beneficio sacó el equipo exactamente de todo ello, pero entre que me encanta ver fútbol y que más de un gol pudimos marcar por conocer la forma de jugar del equipo contrario, me doy por satisfecho.

Y ya por último, hubo varias ocasiones en las que, por ausencia de Víctor o de Pedro, tuve que hacer la función de delegado.

Aunque a los compañeros sólo les vea la cara una vez por semana (el día de partido), le echo bastantes horas a esto. Si no me creen, pregúntenle a mi mujer (risas). Me considero un hombre de club y estoy a disposición de Pedro y del equipo para lo que haga falta. Si un día Angelote me pide que me ponga a regar el campo, lo haré encantado (risas).

P: ¿Cómo valoras la trayectoria del equipo regional en esta segunda etapa?

R: Mi valoración es muy positiva, de notable alto.

En 2015, Pedro sacó el regional e hicimos un equipo de cero. Nos tocó competir en la Segunda Regional del Tamaraceite de Héctor Ramírez, del Unión Viera B (que para los partidos complicados solía bajar a los jugadores del Tercera que tenían ficha del B) y de algunos equipos que llevaban años intentando el ascenso, como el Cardones, el Sardina o el Muelle Grande.

Ahí estábamos los “tapados” del Lomo Blanco. Una plantilla con 20 jugadores criados en este barrio que no habían jugado nunca en categoría regional (y cuya mayor parte llevaba años sin jugar). Pero a ilusión no les ganaba nadie. Y se ascendió.

Creo que nunca se ha valorado lo suficiente el mérito impresionante de lo que se logró aquel primer año.

Tras ese ascenso, nos hemos ganado el respeto en la categoría. Ya son cuatro temporadas en Primera Regional, y siempre hemos estado mirando hacia arriba, salvo la temporada 18/19.

Pero creo que incluso esa temporada, en la que sufrimos para no bajar, sirvió de aprendizaje. Me alegra leer a jugadores como Airam, David o Darío que su mejor recuerdo es la salvación del año pasado. La permanencia es un logro que este año se garantizó desde enero y apenas se celebró. Esto demuestra que en el fútbol todo tiene sus momentos, y si ellos valoran tanto lo conseguido el año pasado es porque saben perfectamente lo que se sufrió y lo que costó enderezar la nave.

La trayectoria del regional en sus cinco primeros años ha sido para enmarcar, y eso tiene muchos artífices, pero uno por encima de todos: Pedro Placeres. El fútbol modesto es mejor con personas como él. Sin su dedicación y su amor por estos colores, nada de esto habría sido posible. Y por supuesto, fundamental también la ayuda de Mapi.

P: ¿Qué crees que le depara al regional en el futuro?

R: Tengo una espinita clavada, y es que, los dos años que hemos tenido plantillas más potentes (16/17, la primera tras el ascenso, y esta 19/20), una plaga de bajas por distintos motivos (lesiones, enfermedades, incompatibilidad laboral, viajes) han sepultado nuestras opciones de hacer algo grande.

Esta última temporada, un jugador sufrió un problema de riñón que le impidió estar al 100% hasta enero. Otros dos sufrieron lesiones musculares que les tuvieron apartados dos meses. Otro se partió un dedo de la mano por una tontería con un balón. Y lo más doloroso de todo: las lesiones de Chanín (máximo goleador hasta aquella fecha) y de Angello (nuestro central más veterano), ambas con obligación de pasar por quirófano…

Si le sumamos que hay varios jugadores que por temas laborales o por viajes se han perdido bastantes partidos, o que otros hombres que podrían ser importantes ficharon con la liga bastante avanzada, creo que es comprensible que no hayamos estado más arriba.

Y pese a todas estas adversidades, ahí estuvimos. Quintos clasificados. Cuatro derrotas en toda la temporada (en tres de las cuales se pudo haber ganado perfectamente). De los últimos diez partidos, no perdimos ni uno solo. Salvo el partido de la jornada 2 en Las Coloradas, en el que “no nos presentamos a jugar” por decirlo de alguna manera, competimos en todos los partidos y le jugamos de tú a tú a todos los rivales.

Y si hemos estado ahí pese a todos los obstáculos, es porque el grupo que se ha formado, tanto a nivel deportivo como, sobre todo, a nivel humano, es de un nivel altísimo. Ya lo han dicho muchos jugadores: más que un equipo de fútbol, es una familia. Encima hay dos entrenadores que, en mi opinión, hacen muy buena pareja (Paco y Víctor), porque se complementan bien en distintos aspectos, y una persona como Pedro Placeres que se desvive por su equipo.

Por eso, si hablamos de futuro, yo “sólo” pido tres cosas:

Que este mismo bloque se mantenga. Es un equipo joven con un pequeño núcleo de jugadores que aportan experiencia, así que creo que un añito más les hará más bien que mal.

Que, sin perder nunca esa humildad, se lo crean. Que se crean de verdad que son buenos, porque lo son.

Y lo más importante: que las lesiones y enfermedades nos respeten mucho más. Lo que vivimos este año no es ni medio normal.

Si se cumplen, estoy seguro de que, pronto, el Lomo Blanco va a dar mucho que hablar en el fútbol regional de la isla.

 


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