Una de cal y otra de arena, así es la tónica de cada uno de los partidos del club Baionés. Con un comienzo de partido fulgurante, Víctor adelantaba a los rojos con un proyectil desde 35 metros imposible para el portero del equipo olívico. Poco les duran las alegrías a este equipo cuando se encuentran por encima en el marcador y nuevamente en menos de 2 minutos de juego el Gran peña consigue anotar el empate ante una parsimoniosa y poco concentrada defensa Erizanista. Un golpe que dejo un poco tocado al equipo, que volvió a encajar otro tanto en una acción un tanto desafortunada para el portero local. Se auguraba que la primera mitad terminaría así pero un penalti fortuito permitía a los locales empatar, Zamorano se estrenaba con la camiseta rojilla y 3 minutos antes del descanso conseguía poner por delante a su equipo, un final de locos. La segunda parte no desmereció en nada, tanto que a los 5 minutos el equipo Vigués conseguía una pena máxima que transformarían para poner nuevamente tablas en el marcador, entre tanto ida y vuelta los visitantes lanzan un saque de esquina que los locales no aciertan a despejar (como de costumbre) y pone a los de Vigo por delante ante un final de partido que se presupone difícil ante un Gran Peña bien situado que cedía gran parte del terreno para centrar todo su esfuerzo en labores defensivas. Los cambios parecían no aportar lo suficiente pese a jugar con tres jugadores atrás, el equipo local no terminaba de conseguir su premio, ya pasados 3 minutos del tiempo estipulado y tras dos años de inactividad apareció la esencia, la raza y el sentimiento de los que siempre han estado y que nunca se van del todo, MIGUI ponía un empate 4-4, como antaño que da una pizca de dulzura a lo vivido este Domingo en Baiona.