Victoria balsámica contra un equipo de arriba

Por una razón o por otra, casi todos los partidos ante rivales de arriba se habían resistido. El sábado, nos llevamos el gato al agua.

Primera parte loca

Tras dos victorias consecutivas en partidos más o menos cómodos, nos visitaba el Alcalá, empatado a puntos con nosotros. A excepción del debut contra el Torrejón, los duelos ante equipos de arriba se nos habían atragantado, así que se presentaba un reto perfecto para romper la dinámica. Frío intenso en un partido en el que mantener la concentración iba a ser clave.

El inicio no fue bueno. No por falta de ganas, sino porque quisimos presionar tan arriba que lo hicimos de forma desordenada. Había poca sincronización: jugadores que soltaban marcas para llegar tarde a nuevas presiones y espacios que el rival aprovechaba para avanzar. Tardamos diez minutos en serenarnos.

Del minuto 10 al 20 fuimos un auténtico vendaval, con cuatro ocasiones clarísimas para adelantarnos. No aprovechamos ninguna y, en un córner a nuestro favor, el Alcalá nos pilló a la contra y se puso por delante.

Aun así, este equipo ya no tiene la “mandíbula de cristal” de hace dos temporadas. Seguimos compitiendo con temple. Es cierto que faltó calma con balón: encontrar a jugadores libres, cambiar la orientación, acelerar y frenar cuando tocaba… pero el nivel defensivo era bueno y eso nos mantenía vivos.

El empate llegó tras una jugada colectiva desde saque de puerta: Jorge filtra para Félix, que conduce hacia dentro, encuentra a Hugo S. en banda y este centra para que Sergio controle con derecha y defina con izquierda al palo largo. Golazo.

Ese gol nos soltó del todo. Poco después, una gran conducción de Gómez terminó en córner, y en esa acción, tras un barullo en el área, el propio Gómez mandó el balón dentro a falta de tres minutos para el descanso. Remontada completada.

Descontrol de partido

En el descanso tratamos de ajustar la presión y buscar soluciones para encontrar los espacios que sabíamos que existían. Pero la realidad es que no tuvimos calma con balón. Cada vez que podíamos pausar, cambiar la orientación o conectar dentro, no lo hacíamos. El juego combinativo fue más trabado de lo que queremos ser.

Aun así, esa intensidad ofensiva nos hacía ganar rebotes y balones sueltos, y tuvimos alguna ocasión clara para aumentar la ventaja.

Esa falta de claridad con balón provocó varios errores en salida muy peligrosos. En uno de ellos, una interceptación se convirtió en un pase directo a su delantero y llegó el empate. Fueron nuestros peores minutos: acelerados con balón, dudas en los divididos y varios desajustes defensivos. El rival incluso marcó un gol que el árbitro anuló por fuera de juego —en vídeo, parece justo—, pero la jugada deja un despeje deficiente y desorden defensivo que debemos evitar.

Pese a todo, generábamos peligro en transiciones. En una de ellas, Izan filtró un pase maravilloso a Hugo S., que encaró al portero y fue derribado claramente dentro del área. Sergio transformó el penalti. Quedaban aún 20 minutos.

En ese tramo final necesitábamos enfriar el partido, pero no lo conseguimos. En situaciones donde convenía dar tres o cuatro pases para bajar las pulsaciones del rival, acelerábamos. Y cuando interesaba despejar lejos, insistíamos en salir jugando en zonas peligrosas. El partido se volvió muy intenso, pero ahí el equipo sí estuvo excelente: defensa sólida, compromisos defensivos y apenas concedimos peligro real en los últimos minutos.

El árbitro pitó el final y nos llevamos tres puntos importantísimos en un partido loco, muy competido, que pudimos gestionar mejor.

Aumentar la exigencia de cara a puerta y la valentía con balón

Este equipo tiene nivel de sobra para controlar mucho más los partidos. Esa valentía para jugar no es solo pasar o conducir: es pedirla, recibir, girar y dar soluciones. Lo vemos todas las semanas en los entrenamientos.

Y arriba hay que meterlas. En esta categoría cuesta generar ocasiones, mucho más ocasiones tan claras. No podemos fallarlas por dudas, falta de decisión o miedo a rematar con la cabeza o con pierna mala. Las oportunidades son un tesoro: el día del Periso fallamos dos en línea de gol con empate… y lo pagamos. Esta vez no.

Encadenamos por primera vez tres victorias consecutivas, lo que nos mantiene enganchados a los dos de arriba, que están fuertes. El sábado, otro partido durísimo contra el Atleti, al que solo aventajamos en dos puntos. En esta liga, cualquiera te complica.

¡A no parar!