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EL PADRE DEL FUTBOLISTA


 

 

Cuando estamos entrenando o dirigiendo en fútbol base, tenemos que manejar muchos condicionantes internos y externos.


Nuestro trabajo consiste en planificar correctamente los entrenamientos, realizar sesiones diferentes, sesiones dinámicas, donde el jugador en su tiempo de entrenamiento aprenda y a su vez disfrute de este deporte.

Nuestra idea tiene que estar muy próxima a la formación de personas y de jugadores, dándole mucha importancia a la educación y compromiso con el grupo.

Este deporte es colectivo, por lo tanto todos se necesitan dentro del grupo. Son todos iguales de importantes en el equipo. Cada uno con sus características individuales, que les hará destacar en una faceta o en otra, pero siempre para el buen funcionamiento del equipo.

Cuando suelen aparecer los problemas, cuando aparece la figura equivocada del PADRE.

He conocido padres de jugadores extraordinarios cuya ilusión era la de apoyar a su hijo en la idea de hacer deporte, y acompañarle en su actividad. Dándole cariño, apoyo y siempre reforzando las decisiones del entrenador. Pudiendo estar de acuerdo o no, pero nunca generándole un conflicto al niño hacia la figura de su entrenador.

Son felices viendo a su hijo desde fuera, y apoyando al grupo en su totalidad. Sin dar en exceso importancia al papel protagonista de su hijo, y si valorando el disfrute del jugador dentro de su deporte.

Pero también he conocido padres muy diferentes, padres obsesionados con sus hijos. Obsesionados con todo lo relacionado con el equipo de su hijo. Padres que han llegado a controlar los minutos que jugaba su hijo para luego comentárselo al entrenador haciéndole ver que no trataba igual a su hijo que a los demás. Padres que presionaban a el entrenador de su hijo para que le pusiera en la posición que él creía oportuna. Padres que criticaban a otros compañeros del equipo de su hijo para infravalorar el nivel de los componentes del grupo. Padres que criticaban la labor del entrenador a otros padres de jugadores del equipo para crear malestar en las decisiones del entrenador ya que su hijo no jugaba lo que él creía. Padres que desde la banda de un terreno de juego le daban indicaciones a su hijo, estando este más pendiente de su padre que del entrenador. Padres que le comentaban a su hijo que no hicieran caso a su entrenador porque ellos saben más que sus técnicos. Padres que cuando su hijo no juega, lo que él cree que tiene que jugar, en un equipo deciden ir urgentemente a hablar con el responsable del club a pedir explicaciones. Padres que ven a su hijo un camino ¨obligado¨ a ser jugador profesional y hacen lo posible para ello, equivocándose en la gran parte de decisiones….

Padres que lo único que consiguen es que su hijo según van pasando los años, cada vez tenga menos ilusión por jugar al fútbol.

Niños que empezaron tremendamente ilusionados por hacer un deporte y compartir con otros las ganas de aprender a ser futbolistas…pierden esa ilusión por la FRUSTRACION de su padre a no respetar su espacio y destrozarles sus sueños.


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